Que rico es caminar por el Cusco, y mejor si es bajo la luz de la luna, donde la noche es eterna y las estrellas dan esa sensación de cercanía con el cielo. Que rico es sentir esa energía bajo los pies, sentir tierra sagrada, madre pacha y el aire purificador del alma.
En un momento como este, no habría nada mejor que estar sentado sobre esas bancas verdes de la plaza, sentir sobre la piel ese frio tan intenso, tan alegre; admirar la belleza de esos detalles tan pequeños a los cuales pocas veces uno da importancia; oír esos gritos de batalla de los antiguos guerreros incas, ese rico sonar ausente de los pututus y las kenas petrificados en el silencio que susurra nuestro oído y ese respirar profundo, más profundo, para sentir por dentro el aire tan libre, tan limpio, tan astuto.
Dificil explicarlo, más que gratificante vivirlo.
Rico atardecer en la plaza de Armas.
Deleite visual.
Huacaypata.
Compañía de Jesús.
Majestuosa Catedral.
Amor cusqueño.
Imponente siempre.
En honor a los valerosos próceres.
Fino acabado.
Catedral
Palomas y fina construcción.
Bellísimo
ResponderEliminar